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La doctrina económica, política y demográfica del nuevo régimen será « gobernar, es poblar », según la fórmula de Juan Bautista Alberdi, el inspirador de la Constitución. Esta política tiene por objetivo fertilizar las grandes extensiones de tierra de la Pampa para dedicarlas al cultivo y a la exportación agrícola.
Justificada por una ideología poderosa oponiendo « civilización y barbarie », esta política consistirá de una parte une guerra interior contra las poblaciones amerindias, con efecto de expulsar de sus territorios a èstas últimas, así como a los gauchos nómades que ahí practicaban esencialmente la crianza de ganado. Por otra parte, el gobierno tiene por proyecto la importación masiva de mano de obra europea a la que quiere investir de esta doble misión civilizadora y productiva. La Constitución proclama que el país « asegurar los beneficios de la libertad a nosotros mismos, a nuestra posteridad y a todos los hombres del mundo deseosos de habitar suelo argentino ». Con esa lógica, los emigrados debían arribar de Europa del Norte, cuyos habitantes eran juzgados los más cercanos a su ideal de civilización. Esto no se realizará, y los recién llegados provienen principalmente de Italia, como así también de España, de Europa oriental y otros países europeos. Según la misma confesión de las autoridades argentinas, su política de poblar intensivamente las regiones rurales será un gran fracaso en las décadas siguientes, y si ciertos emigrados europeos llegaron a implantar explotaciones agrícolas devenidas prósperas, una gran mayoría de entre ellos terminarán por establecerse en zonas urbanas de Argentina o países vecinos.
La mayoría de los emigrados valesanos se instalaron en Argentina a partir de 1855 y hasta el debut del siglo 20. Sw [?!!] constata una distribución entre las diversas colonias siguiendo la región lingûística de origen, los Valesanos francófonos se dirigen hacia las colonias de Esperanza y San José mientras que los del Alto Valais fundaron la colonia de San Jerónimo Norte. Esta última será una de las únicas colonias que no organizaron expediciones punitivas ni exterminadoras contra los indios.
La organización de la emigración se hizo en buena parte por la agencia general Beck & Herzog en Bâle, que publica regularmente anuncios en la prensa valesana y recluta en el cantón por intermedio de los agentes locales Eleuthère Besse, notario en Sion y Martín Pache, notario en Martigny. El número considerable de partidas a la Argentina motivará al gobierno valesano a dictar en diciembre de 1856 el primer reglamento cantonal en materia de emigración, sometiendo a las agencias a una autorización oficial para ejercer.
La fundación de San Jerónimo Norte
En 1857, un grupo de 80 emigrantes del Alto Valais deja Sion rumbo a la Argentina vía Ambers. Conducido por los hermanos Lorenz y Johannes Bodenmann de la villa de Grengiols, los emigrantes son en su mayoría salidos del valle de Conches y de los distritos de Rarogne y Lôeche. El convoy se separa después de la llegada a Buenos Aires: la mayor parte se dirige a Entre Ríos, los otros se encaminan a Santa Fe.
La provincia de Santa Fe juega un rol precursor en la inmigración; el gobierno de la provincia se encarga de la política en la materia y busca reclutar colonos en Europa. Cada familia recibe un dominio de alrededor de 33 hectáreas en condiciones ventajosas. Los Valesanos se encargan ellos mismos de reclutar a sus compatriotas: una vez que los emigrados del Alto Valais son instalados en Santa Fe, Lorenz Bodenmann regresa al Valais para acompañar otro convoy de colonos hacia América del Sur.
La agrupación Bodenmann, habiendo dejado el Valais en abril de 1857, se instala en la provincia de Santa Fe en agosto de 1857, cerca de la reserva indígena de San Jerónimo del Sauce, a 40 km de la capital provincial. Por intermedio de un miembro de la comisión de inmigración, los colonos reciben su parcela de tierra con la condición de mantenerla durante 4 años al menos; 5 años después del comienzo de la colonización, 107 colonos ocupan 115 concesiones. En 1870, 236 familias (1210 personas) viven en San Jerónimo; más de 180 de esas familias vienen del Alto Valais. Los colonos trabajan sin avance de parte de las sociedades de colonización; pocos colonos sufren tantas privaciones como los Valesanos. Estos últimos dan prueba de una unidad de identidad destacable. Se adaptan a las nuevas técnicas de la agricultura; por el contrario en el plan cultural quedan firmemente atados a la patria valesana. Los colonos valesanos satisfacen sus relaciones internas en la colonia sin necesidad de aprender una lengua extranjera. Toman distancia con las otras colonias, no solamente en el plan cultural sino también confesional, porque numerosas colonias de la región son protestantes. En 1872, los Valesanos de San Jerónimo Norte fundan su propia sociedad de tiro; el 1º de agosto, en ocasión del 600º aniversario de la Confederación, es celebrado con sobriedad en Suiza mientras que con gran pompa en las colonias suizas de Argentina.
Los colonos reciben gratuitamente sus tierras, es por eso que no resiente enseguida la presión de la economía del mercado. Además. Los Valesanos quedan enganchados con la crianza de ganado y les cuesta familiarizarse con la agricultura. Su autarquía queda garantizada de entrada, lo que retarda su integración al mercado argentino.La numerosa familia valesana – no es raro contar de 10 a 112 niños por familia – se dedica mejor a la crianza de ganado que a la agricultura. La llegada de nuevas técnicas agrícolas facilita progresivamente la integración de los colonos valesanos al mercado argentino; cambiando de siglo, la agricultura de San Jerónimo llega a una técnica difícilmente comprensible en el Valais. Es en esa època que la economía lechera es verdaderamente lanzada en la colonia alto-valesana: aparece sobretodo después de las invasiones devastadoras de langostas, la crianza está menos sujeta a crisis que la agricultura. San Jerónimo queda hasta hoy como importante centro de la economía lechera.
Al comienzo de la colonización, los inmigrantes valesanos están más preocupados por cuestiones de orden material que político. Con el éxito económico de la colonia, se tiene la intención de defender los logros y méritos adquiridos por su propio trabajo. La autodeterminación a nivel comunal y el monbramiento de jueces es una cuestión ya presente al comienzo de la fase de la colonización; durante los años 1890, se forman muchas sociedades de interés político. Existen también llamas revolucionarias, antes que nada por causa del impuesto cerealero. Este impuesto suscita tantas protestas que es quitado con el fin de rellenar las cajas vacías del gobierno de la provincia de Santa Fe. Los colonos se arman, las colonias – sobretodo San Jerónimo – devienen el centro de oposición al gobierno de la provincia. Aún si la situación se calma en 1898, ella confirma a las colonias en las distancias que tomaron respecto a la cultura argentina. Se tiene placer en recordar a qué punto el sistema político suizo es estable, más que el de Argentina. Hasta 1900, la enseñanza en las escuelas parroquiales de San Jerónimo se hace en alemán; un de los diarios de los más leídos es el Argentinisches Volksblatt, redactado en alemán. La hispanización se hace, pese a todo, en el siglo XX pero no progresa en todos lados con la misma rapidez; este proceso se desarrolla más rápido en las ciudades que en las granjas aisladas donde el contacto con el exterior es más raro.
En los años 1980, ell 95% de los 5000 habitantes de San Jerónimo tienen orígenes del Alto Valais, una buena mitad habla todavía el dialecto de allá. El 1º de agosto se celebra actualmente en la colonia.
Réferencias
Alexandre CARRON & Christophe CARRON, Nos cousins d’Amérique. Histoire de l’émigration valaisanne en Amérique du Sud au XIXe siècle (2 tomes). Sierre, 1989 et 1990.
Alexandre Carron, « Les 125 ans des colonies Esperanza, San José et San Jeronimo en Argentine : un aspect de l’émigration valaisanne outre-mer au XIXe siècle », dans Annales valaisannes, 58/2 (1983), p. 113-136.
Klaus Anderegg, « Die Kolonie San Jéronimo Norte in der Argentinischen Pampa » dans T. Antonietti & M.-C. Morand (éd.), Valais d’émigration / Auswanderungsland Wallis, Sion, 1991, p. 161-183.
Patrick Willisch, « Das Wallis in Bewegung. Ein Forschungsbericht zur Migrationsgeschichte im 19. und 20. Jahrhundert », dans Blätter aus der Walliser Geschichte, 48 (2016), p. 85-172.
Joachin Manzi, « L’accueil de l’immigrant dans l’invention de l’Argentine moderne », in V. Deshoulières & D. Perrot (éd.), Le don d'hospitalité: de l'échange à l'oblation, Presses Universitaires Blaise Pascal, 2001, p. 113-136.